Atticus O'sullivan es el último de los druidas, parece un muchacho normal irlandés, tatuado y de unos 21 años, cuando en realidad tiene unos 21 SIGLOS! con una dificil relación con las deidades del panteón celta, una manifiesta enemistad con el dios del amor de dicho panteón que se remonta a mucho, mucho tiempo atrás, Atticus pasa sus días escondiéndose de los dioses, hablando con su perro telepáticamente y regentando una librería.
Pero un día su pacífica existencia se complica cuando Morrigan, la despampanante pero digna de inspirar miedo diosa de la muerte celta, le anuncia que ha sido encontrado y el contrariado dios del amor utilizará todo su poder para obtener a Fragarach, una espada que Atticus ha habilidosamente robado y que mantiene escondida.
Así que nuestro muy anciano pero muy apuesto druida tiene que hacer uso de su inteligencia, sus poco convencionales amigos (hombres lobos, brujas y vampiros) para salir ileso de esta gloriosa aventura.
Sinceramente es uno de los libros que más me ha entretenido en los últimos tiempos, me encanta el humor del perro de Atticus y obviamente del propio druida... Me hace pensar que no importa que tan viejos nos hagamos, seguimos teniendo el mismo sentido del humor y las mismas mañas.
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